Los tres sueños de Descartes

"Sueño del caballero" de Antonio de Pereda

Según dejó constatado en las primeras páginas del "Discurso del método", Descartes halló su vocación en una noche a partir de tres sueños encadenados. La noche del 10 al 11 de noviembre de 1619, Descartes se encontraba en una ciudad al sur de alemania alistado en el ejército del Duque de Baviera. Decepcionado con el carácter escolástico de la filosofía imperante, se convenció de que el único modo de aprender algo útil era viajar y conocer el mundo, y a sus 23 años las campañas militares le proporcionarían una multitud de experiencias.

«Hallábame por entonces en Alemania, adonde me llamara la ocasión de unas guerras que aún no han terminado y volviendo de la coronación del emperador (Fernando II) hacia el ejército cogiome el comienzo del invierno en un lugar donde, no encontrando conversación alguna que me divirtiera y no teniendo tampoco, por fortuna cuidados ni pasiones que perturbaran mi ánimo, permanecía el día entero solo y encerrado junto a una estufa, con toda la tranquilidad necesaria para entregarme a mis pensamientos».

Los sueños

Como leemos, después de pasar todo el día encerrado en el cuarto de algún cuartel, al anochecer dedició acostarse. De pronto le vino el primer sueño. Se encontraba tranquilamente dando un paseo hasta que unos fantasmas le increpan y Descartes, asustado, intenta ahuyentarles con gestos violentos. Una gran debilidad en su lado derecho y un fuerte viento le hacen huír a una iglesia para resguardarse y rezar. En un momento, consigue aguardarse de la ventolada en un patio al que se acerca un desconocido que le entrega un "melón de un país lejano".

La experiencia causará terror en Descartes durante un rato de la noche. Reza a Dios para que le protega, y atribuye el sueño a un genio maligno que desea apartarlo de su misión. En un segundo sueño (si se puede considerar como tal, y no un fenómeno hipnagógico) abre sus ojos y puede contemplar la habitación en la que se hallaba llena de centellas de fuego. El soldado no le da mucha importancia y se vuelve a dormir.

En el tercer sueño se halla sentado frente a una mesa sobre la que se encuentra un diccionario y una antología de poesía latina. Abre este último en un verso que decía "Quod vitae sectabor iter?" ("¿Qué camino de vida debo seguir?"). Tras recitar mentalmente las palabras, un hombre con otro verso se acerca a él: "Est & Non" ("Sí o No").

Su propia interpretación

Descartes trató a los sueños de esa noche como una visión que le mostró su verdadera vocación. Los dos primeros sueños (más bien pesadillas) habrían sido advertencias de su vida pasada.

El dolor del pecho lo relaciona con la presión que ejercía su padre para que estudiase Derecho, carrera que a nuestro protagonista no le fascinaba.
El viento como un "genio maligno" que le quería llevar a la Iglesia (donde ya se estaba dirigiendo voluntariamente).
El melón como un símbolo de los "encantos de la soledad" y con ello de la reflexión.
El relámpago del segundo sueño con una "señal del Espíritu de la Verdad que descendía en él para poseerlo".

Por el contrario, Descartes consideró que su tercer sueño mostraba el futuro, un camino a seguir.

El diccionario significa la conexión entre todas las ciencias.
La antología de poesía como la unión entre la filosofía y la sabiduría.
El verso "Quod vitae sectabor iter?" como la advertencia de una persona muy sabia.
"Est & Non" como el método quue él está buscando para distinguir lo veraz, de lo falso.

Según él mismo, al terminar la interpretación de sus propios sueños, decide abandonar definitivamente la idea de ser jurista y soldado, para dedicarse el resto de su vida a la filosofía.