El utilitarismo de Stuart Mill
John Stuart Mill |
Víctor Celemín Capaldi
Cuando estudíabamos Hume mencionábamos la consideración del escocés en cuanto que una acción es buena en función de sus consecuencias, de la utilidad que reporte; y como este hecho nos sirve de criterio político. Es decir, la política y sus decisiones siempre deben fundamentarse en la utilidad colectiva. Dicha concepción será afirmada y desarrollada un siglo más tarde por el filósofo John Stuart Mill.
El utilitarismo es un movimiento inglés que surge a finales del siglo XVIII y principios del XIX en la figura de Jeremy Bentham y su secretario particular James Mill, cuyo hijo es Stuart Mill. Este movimiento afirma que una acción debe ser considerada correcta en función de sus consecuencias. Sin embargo, a diferencia del punto de vista aristotélico en cuanto que una opción es correcta si me hace feliz o de epicuro, si esta me proporciona placer; el utilitarismo se basa en el llamado PRINCIPIO DE UTILIDAD, partiendo desde el punto de vista colectivo, y no el individual. El objetivo sería algo así como proporcionar el mayor bien posible a la mayor cantidad de personas. El elemento fundamental es el colectivo con la creación de un bienestar general, aunque este pueda perjudicar a ciertas personas.
La felicidad, para Stuart Mill, debe ser contemplada desde un punto de vista racional. El placer del cuerpo no es el más importante, sino que es el bienestar intelectual el que debemos de considerar como objetivo. No todos los placeres son por tanto iguales.
"Prefiero ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho"
John Stuart Mill
Partiendo de esto habría que preguntarse hasta que punto podemos hacer cuantificable el placer de cada acción. El utilitarismo, considero, se topa con el problema del relativismo ético, no existe una regla universal absoluta para definir lo que está bien o lo que no. Por ejemplo, una sociedad en la que la mayoría se beneficia de la esclavitud ¿Sería tolerable desde una posición utilitarista? O más adaptado a la actualidad: imaginemos que un grupo de científicos cree haber dado con la vacuna del coronavirus tan presente estas semana. Como cualquier procedimiento similar, dicha preparación requiere previamente de una experimentación en animales previa que en humanos. Sin embargo dada la gravedad de la situación, se quiere probar directamente en humanos. Desde una postura utilitarista, ¿Cúantas vidas se pueden poner en riesgo para salvar a otras tantas?
Personalmente, entiendo lógicamente que siempre será mejor arriesgar la vida de un grupo de diez que un grupo de mil, pero quiero plantear el pragmatismo en el terreno de la ética y la moral, y lo imprudente que me resulta el definir reglas de carácter absoluto en este campo.
Buena entrada Víctor. Otro ejemplo sería la estrategia de Boris Johnson con el virus. Prefiere no tomar medidas pronto para que se contamine más población y generar antes inmunidad... el problema son los mayores.
ResponderEliminarSaludos